Discurso de la presidenta en la sesión plenaria
Gracias, querida Roberta.
Querido Charles,
Sus señorías,
Presidente del Gobierno, querido Pedro:
Cuando vuelvo la vista atrás hacia la Presidencia española, las primeras imágenes que me vienen a la cabeza son los espectaculares escenarios en que España acogió las cumbres: las Colecciones Reales de Madrid, la Alhambra de Granada. Pero además de la belleza de España, esta Presidencia será recordada por sus circunstancias extraordinariamente difíciles. Al día siguiente de nuestro encuentro en Granada, en el que debatimos sobre Ucrania, nos despertamos con la noticia del ataque terrorista de Hamás. Estos dos conflictos han condicionado nuestro trabajo en los últimos meses. Sin embargo, a pesar de estas crisis, hemos conseguido centrarnos en un amplio conjunto de prioridades, que van desde la competitividad hasta el clima y la energía, desde la gobernanza económica hasta la migración y la inteligencia artificial. Permítanme centrarme en tres cuestiones cruciales que han marcado estos seis meses: en primer lugar, la situación en Oriente Próximo; en segundo lugar, nuestro trabajo en el ámbito de la energía; y, en tercer lugar, la migración.
Hace dos meses estuve en Israel, en el kibutz Kfar Aza, justo después de los ataques terroristas de Hamás. También estuve en Rafah el mes pasado, donde estamos trabajando codo con codo con Egipto y las Naciones Unidas para llevar más ayuda a Gaza. Israel tiene derecho a hacer todo lo que esté en su mano para que el horror vivido el 7 de octubre nunca se repita. Al mismo tiempo, tiene el deber de hacer todo lo que esté en su mano por proteger a los civiles, incluso aunque Hamás los use como escudos humanos. Hamás puede, de hecho, poner fin a la situación si detiene los combates. Si libera a los rehenes. Y si deja de esconderse tras los civiles. El cese de las hostilidades nos ha permitido aumentar nuestra ayuda humanitaria a Gaza, con ayuda de diversas ONG. La UE, junto con los Estados miembros, ha organizado veinticuatro vuelos del puente aéreo humanitario, proporcionando más de 1 000 toneladas de ayuda humanitaria. Hay otros seis vuelos previstos hasta final de mes. Pero además de la ayuda urgente, debemos hacer un esfuerzo por retomar la senda hacia una solución de dos Estados, ya que solo puede haber paz si existe también una perspectiva política tanto para los israelíes como para los palestinos. Ahora debemos centrarnos en tres líneas de trabajo.
En primer lugar, están los principios para «el día después». Desde nuestro debate en el Parlamento Europeo el mes pasado, se ha reforzado el consenso acerca de estos principios. Nuestros contactos diplomáticos deben continuar, con miras asimismo a una futura conferencia internacional de paz.
En segundo lugar, está la situación en Cisjordania. El repunte de la violencia por parte de colonos extremistas no solo inflige un daño inmenso a los palestinos, sino que también pone en jaque la perspectiva de una paz duradera y podría agravar aún más la inestabilidad de la región. Por este motivo, estoy a favor de imponer sanciones a las personas implicadas en estos ataques en Cisjordania. Deben responder por sus actos. Esta violencia nada tiene que ver con la lucha contra Hamás y debe terminar.
Esto me lleva al tercer punto, la necesidad de evitar un efecto de contagio en la región. Hemos observado un aumento de los enfrentamientos con Hizbulá en la frontera norte de Israel. También hemos asistido a ataques por parte de los hutíes con misiles balísticos y drones en Israel, así como un incremento de los ataques a buques comerciales en el mar Rojo. Todo esto supone un peligro, pero todavía es posible evitar una escalada del conflicto. Por lo tanto, debemos seguir trabajando con todos los agentes internacionales para contener la violencia y buscar salidas. Debemos hacer todo lo posible por acabar con esta guerra y con el dominio de Hamás en Gaza. Y debemos hacer todo lo posible por restaurar la esperanza en estos tiempos oscuros.
Sus señorías:
Permítanme abordar el segundo punto: la energía. No olvidemos que, antes de la guerra, el 50 % de nuestro gas de gasoducto provenía de Rusia. Éramos dependientes y Rusia trató de chantajearnos. Hemos atravesado una profunda crisis energética, pero hemos conseguido sobreponernos. Hemos logrado abandonar los combustibles fósiles rusos, reduciendo su importación a menos del 10 %. Europa ha unido sus fuerzas. Desde la pasada primavera, contamos con una plataforma de compra común, que permitió la compra de 42 000 millones de metros cúbicos de gas para Europa. Ahora los precios son casi diez veces más bajos que en el punto álgido de la crisis. Nuestras reservas están casi al 93 %. Tenemos nuestras necesidades cubiertas más allá del invierno. Podemos afirmar con certeza que los tiempos del chantaje ruso con el petróleo y el gas han terminado de una vez por todas.
Hemos realizado una ingente inversión en energías renovables. Actualmente, producimos más electricidad a partir del sol y el viento que del gas. También estamos mejorando las infraestructuras de energía limpia y modernizando la normativa. Por último, estamos cerca de presenciar un acuerdo para la reforma del mercado de la electricidad, que permitirá a los europeos beneficiarse plenamente de la expansión de las energías renovables, además con precios más estables.
A nivel internacional, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático acaba de alcanzar un acuerdo histórico, y esto es en gran parte gracias a Europa. Al inicio de la COP28, propusimos un compromiso mundial para triplicar el despliegue de energías renovables y doblar la eficiencia energética de aquí a 2030. 130 países se sumaron al instante. Y ahora, en la declaración final de la Conferencia, el mundo entero ha secundado nuestros objetivos. Esto supone un punto de inflexión global. Por primera vez, el mundo se ha comprometido a abandonar progresivamente los combustibles fósiles. Por primera vez, contamos con un fondo de pérdidas y daños para apoyar a los países más vulnerables. Este es el comienzo de una nueva era: la era posterior a los combustibles fósiles. Y Europa está a la cabeza, invirtiendo en energía limpia y autóctona para todos.
Sus señorías:
El tercer punto que quiero abordar es la migración. En los seis últimos meses, la presión en nuestras fronteras exteriores ha seguido creciendo, no solo en el Mediterráneo central y oriental, sino también en el Atlántico y, más recientemente, en la frontera oriental de Finlandia, en un imprudente ataque híbrido por parte de Rusia. Esta es solo otra muestra de que la migración representa un reto para Europa y requiere soluciones europeas. Este es el espíritu que ha guiado nuestra actuación a lo largo de este mandato. En los últimos meses hemos seguido avanzando en cuatro líneas de trabajo. La primera es el refuerzo de nuestras fronteras exteriores. Estamos apoyando a los Estados miembros — por ejemplo, a Finlandia— mediante una mayor presencia de Frontex para patrullar sus fronteras.
La segunda es la lucha contra los traficantes de personas. Cerca de sesenta países participaron en nuestra conferencia internacional para formar una Alianza Mundial contra el Tráfico Ilícito de Migrantes. El llamamiento que hicimos nos implica a todos: tenemos que aunar nuestras fuerzas para combatir el tráfico de personas. Como parte de la comunidad internacional, es nuestra obligación apoyar a aquellos que tienen derecho a la protección y salvar vidas. Ya hemos cumplido nuestro deber en el pasado, lo hacemos hoy en día y lo seguiremos haciendo en el futuro. Pero seremos nosotros quienes decidamos quién viene a la Unión Europea y en qué circunstancias, no los traficantes y tratantes de personas. Por esta razón, hemos propuesto actualizar nuestra legislación contra el tráfico ilícito de migrantes. Ahora les corresponde a ustedes, el Parlamento y el Consejo, sacarla adelante de forma urgente.
La tercera corresponde a los retornos. Hoy en día contamos con una hoja de ruta centrada en siete países prioritarios. Frontex proporciona apoyo a los Estados miembros en aspectos que abarcan desde la identificación de los migrantes hasta las operaciones conjuntas de retorno. Esos países están dispuestos a cooperar con nosotros, porque nuestra oferta es clara: podemos ofrecer más oportunidades para venir a Europa legalmente, pero también esperamos que cooperen para garantizar el retorno de los migrantes irregulares.
Esto nos lleva a la cuarta línea: las asociaciones estratégicas. Debemos alcanzar un nuevo equilibrio con los países más allá de nuestras fronteras. La migración forma parte de un entramado mucho más complejo, que comprende la gestión de las fronteras y la lucha contra el tráfico ilícito, pero también los intercambios personales, el comercio y la creación de empleo. Este enfoque empieza a dar resultados en Túnez, donde las salidas irregulares desde Sfax han disminuido. También esperamos alcanzar próximamente un acuerdo con Egipto, donde la migración está integrada en una asociación más amplia.
Además, el Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo está a punto de ver la luz. Quiero agradecer a la Presidencia española y al Parlamento por trabajar pacientemente y construir una base común. Con la buena voluntad y la flexibilidad de todos en pos de un objetivo común, podremos hacerlo antes de que termine el año. Mostremos a la ciudadanía que Europa puede gestionar la migración de forma eficaz y humana. Mostremos una vez más lo poderosa que es Europa cuando permanecemos firmes y unidos.
Larga vida a Europa.
Zařazeno | st 13.12.2023 13:12:00 |
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Zdroj | Evropská komise es |
Originál | ec.europa.eu/commission/presscorner/api/documents?reference=SPEECH/23/6585&language=es |
lang | es |
guid | /SPEECH/23/6585/ |